sábado, diciembre 22, 2007

Desde Barcelona...

Como El Almendro mi hermana ya regresó de Barcelona. Es digno de ver cómo las "personas humanas" se arremolinan a la salida de la zona de llegada de los aeropuertos. La ilusión con la que reciben a sus seres queridos. Los abrazos efusivos. Los besos de madre orgullosa. El abrazo de padre bregado en 1000 batallas. Los cartelitos chorras del grupo de amigos determinado que viene a buscar al amigüito de turno para pasar una Navidad como nunca. En fin, que en el aeropuerto de Asturias, como en el de cualquier otra parte del mundo, se pierde la compostura, se liberan de prejuicios y se saltan normas sociales como la cortesía, el antes de entrar dejen salir, los cartelitos de no se puede pasar... En fin, el amor familiar, la Navidad, el reencuentro, bla, bla, bla... todo lo puede.

Mi hermana es de esas personas que regalan. O sea, que van por la calle, ven algo y se dicen: uy, esto le puede gustar a mi hermano. Pero, no se quedan ahí, sino que además lo compran. Y a mí, que soy su hermano, mal que le pese, le ha caído un libro de segunda mano sobre humor gráfico y política en la transición. Dicho así suena de un "selecto" que asusta. Lo más probable es que no encontrara la tercera entrega de "El Águila del Imperio" de Simon Scarrow y por eso me regalara este curioso libro que ya he estado ojeando. Pásmense. Muchas situaciones de hoy ya se sufrían antaño. Es probable que incluya alguna viñetuela de vez en cuando.

Cagatió + Libro

Además, ha traído un palo con una "boina catalana" (barretina). Según dijo es un adorno típico de la Navidad catalana. Se llama... "cagatio" o algo así (no le presté atención en ese momento y ahora no está para preguntárselo. Vale puedo buscarlo en el google [20:55] ... [20:55] Confirmado. Cagatió). La verdad que la historia del cagatió es la pera. Es un pelín escatológica. Porque resulta que al palo (parece alcornoque) le dan de comer (sí, sí) y lo tapan con una mantita por las noches. Cuando llega nochebuena le pegan al pobre palo diciéndole que cague. Y caga, señores, caga por ese culito, porque los padres de las criaturas que han pegado al palo al grito de "caga tió" han escondido bajo la mantita caramelos y dulces. La verdad que es una bonita tradición. Eso sí, ¿cómo decirle a un niño catalán que un caramelo del suelo no se puede comer si ha salido del culo del cagatió? Ver a mi hermana hacer el ritual del cagatió era digno de youtubizarlo, pero no anduve rápido. Aún así, aquí tenemos al cagatió y se le cuidará y mimará como a uno más de la familia. Quién sabe si de tan bien cuidarlo nos cague algo agradable algún día. Por cierto, al palo este después de cebarlo durante días, pegarle con un palo y forzarle a cagar caramelos terminan quemándolo. Curioso...
¡¡¡FELICES FIESTAS!!!

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